miércoles

0022 Marcos (Tercera Entrega)

Lucia sólo le regalo una sonrisa que fue más que lo que Marcos esperaba.
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Marcos es un joven abogado con tres siglos de leyes en sus hombros. Su Padre y el espíritu de sus ancestros, delimitarían sus posibilidades. No se esperaba otra cosa que no sea un título recibido con honores, que con gusto exhibiría su padre ante lo que esperaba, sean las miradas atónitas de una clase social de la que su hijo no se sentiría parte, jamás.
Físicamente se parecía a él, una figura estilizada, con tal altura que muchos sospecharían que desde “allí” arriba la óptica necesariamente es distinta, con sus ojos de color verdes y el cabello negro que delineaba el contorno de su rostro, sus rasgos firmes hacían que, quien lo viera, pensara que esos labios jamás esbozaron una sonrisa. Se vestía, cuando podía, como en esos fines de semana en donde uno rechaza todo tipo de arquetipos; era su modo de revancha contra sus trajes de Armani que tan delicadamente acomoda Marina, la mujer enviada por su madre para poder mantener un orden que él no deseaba y como espía, para anunciar eventos que pudiera poner en peligro la poca tolerancia que su padre tenía ante las revoluciones.
Había adquirido en su lenguaje corporal todo lo que detestaba de su progenitor, esa solemnidad al hablar, pronunciar con tanta decisión sus argumentos que no cabría posibilidad de otra opción, mantenía la mirada fija en su interlocutor y eso le aseguraba acotar los tiempos de la charla. Era raro, no podía soportar conversaciones extensas pero gustaba de describir a las personas. En cuanto a su costado tierno, del que ocultaba, había sido su madre quien lo moldeo en todas sus formas.
Marcos no era el Doctor en Leyes que deseaba cambiar el mundo, pero hacía esfuerzos descomunales por ser lo que las apariencias le habían impuesto. Si era el joven que disfrutaba de escribir extensos textos, inconexos, sin sentido y los ordenaba en los momentos que se disponía a escapar e iba a las orillas del Real Canal de Manzanares. Fue ahí, donde escribió sus tres libros. Sus más preciados tesoros, que nunca podría compatibilizar con el imperio del Buffet genético, como definía a su oficina.

Fue así como resigno lo que su humanidad reclamaba, para sumergirse en los procesos de juicios por jurados. No demostraba ser un excelente profesional, cosa que enfadaba a su padre; más porque conocía tanto de normas y tratados que la doctrina estaba escrita en su mente. Pero él era No – Pasión, como su color. El 21 de agosto, estaba frente al tribunal convencido que no estaba haciendo lo correcto, sabía que estaba quebrantando a favor de su defendido las leyes, estaba convencido que era culpable y esta vez no podía soportarlo. Deseaba que alguien lo detuviera, que alguien le dijera que era un error y eso nunca sucedió. Se leyó el veredicto y la pergeñada obra del mal fue una realidad, -Inocente, exclamó el oficial- y la vergüenza no se hizo esperar. Ese mismo día sería el principio de algo grande que iba a sucederle. Diría Basta.


Volvió a su casa, tomó dos pastillas que deseaba le hicieran dormir la conciencia. Al día siguiente, pasado el mediodía despertó y ese dolor que le oprimía el pecho se hizo sentir....

Debía salir cuanto antes y purificar su humanidad, escribir.

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Mientras viajaba, Lucia había anotado el nombre de algunos lugares, quería poder organizar un poco su vida y creyó que planificando algo, sólo pequeñas cosas podría transformar años de rebeldía contra los cronogramas.

Tomó un papel y escribió:

1.- Caminar por la Plaza Mayor y visitar el Palacio Real. Recordar la cámara.

2.- Averiguar que tiene de divertido el Castillo de Buitrago de


3.- Seguro que el Monasterio de Santa Clara es aburrido, ir igual.

4.- Castillo de Barajas (??)

5.- Real Canal de Manzanares
El tren se detuvo y ella salió corriendo de la estación.
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Ahora estaba frente de un desconocido con nombre y ella, no podía definir por qué respondió su pregunta sin reservas. Sólo sonrió, y Marcos exclamó:
Lucía no se quedó y Marcos no la retuvo; ambos intuían que no sería la ultima vez que se vieran y sin decirlo lo dijeron.
El “Doctor” volvió a su asiento del bar y continúo escribiendo sin detenerse. Algunos minutos después el viejo mozo, espectador, le acerco una servilleta de papel, no había nada por decir.

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Lucia se alojó en el primer lugar que le recomendaron, era muy tarde para caprichos pretenciosos. Pasada la medianoche sonó el teléfono de su habitación, el conserje le anunciaba que había un recado urgente para ella y sin entender y sorprendida, decidió bajar. El misterioso papel decía:

-“.. Mi madre me ha enseñado, que recién conoces por completo a alguien cuando discutes con el..” y Yo quiero discutir contigo....
(91) 105 05 050. M.-

.....


8 comentarios:

budin dijo...

:O

Que genial la frase final, yo creo que me caigo muerta, revivo y me vuelvo a morir ¡!

Que vuelvan los mensajes en servilletas de bar, carajo! Y ya que estamos de petitorios, que vuelvan los lentos, que facilitan las cosas :P

Me dejás siempre con un escarbadientes remando el dulce de leche... Dale, querida! Avanti con la historia que -como decía la publicidad de famoso jugo en polvo- ¡QUIERO MÁS!

Beso!

Georgia SinClaire dijo...

me encantó y concuerdo con el comentario anterior
el final es una frase suprema! creo que es así!! de una debe ser así

:D

abrazo
q tengas lindas fiestas

Unknown dijo...

Me siento en la mesa de esta MUJER, que escribe lo hace con todo su ser, con todo su cuerpo. Gesticula en cada frase que tipea y sus manos están conectadas con todas sus emociones. Me regala una mirada cómplice.
La mujer que amo crea impasible una historia que tiene destinatario y escribe la mía. Esta Mujer es la futura abogada, que defiende lo que piensa con conocimiento y desde lo más profundo. La que abraza a sus hermanos sin motivo alguno, le cuenta chistes a su madre por tel., la tía cómplice, la amiga que siempre atiende el llamado desesperado de algún/a de sus amigos/as. Que puede ser una femme fatal o ponerse un pijama de ositos y perfumarse para dormir. Que se sienta en mis rodillas y me pregunta descaradamente “¿hace mucho que venís por acá?”.
Ella me vuelve a mirar y me dice: - Me duele la garganta. Necesito un médico – Me guiña un ojo y me invita a que vea que tiene. Hago una receta y reclama: - No quiero cuestionar tus conocimientos médicos, lejos de mí; pero “esto” no me hará nada – Y comprendo lo que dice cuando asegura que no hay peor paciente que aquel que sabe sobre ciertas cuestiones. La mujer que amo sigue escribiendo, expulsa pasión por todos sus poros, es caprichosa, obstinada, ansiosa, observadora, sus gestos la hacen parecer indestructible y dentro abriga una persona sensible, la que se enfrento a ciertas verdades y sigue estando de pie, muy de pie.
Y es la mujer con la quiero pasar cada momento de lo que queda de mi vida y sé que se lo voy a proponer, ella sabia que llegaría este momento, y acá estamos. Ahora escribe y yo también, mientras la miro. La mujer que amo es dueña de este blog. Martín

Lola dijo...

Andre: Y Alfred traía el jugo, prometo que ya termino con la siguiente entrega, pero mis neuronas estaban empastadas por estos días.

La frase final es realmente conmovedora y creo que más de una personas se puede vulnerar si alguien le dice algo así.

Beijos

Anónimo dijo...

Tu historia me hizo recordar cosas, cosas buenas!!!

La frase final, sublime, me mato.

Feliz 2010...

Lola dijo...

TG.
Muchas gracias por tus saludos y son recíprocos.
¡Bienvenida!

¡Que disfrutes del vuelo!

Y esa frase, alguna vez escuche esa frase por vez primera y el impacto fue fulminante, te lo aseguro.

Besos miles.

Lola dijo...

Martu, si vas a hablar de mi ¡esperá que me vaya! =P
Era el trato cuando te contraté para el cuerpo de "habladores/escritores que dicen cosas lindas de mi".

Besos mi vida.

Ps. Hello Stranger

Lola dijo...

Seraquenoseve, que bueno que haya sucedido. Un placer que mis textos generen eso.

¡Pero ahora quiero saber!..

Al costadito encontras mis mails, si no te animas por acá. ja ja

Además sería bueno y grandioso que por ahí esas historias, como las de todos los que comentan acá, inspiren la continuación.

Besos miles linda, Feliz Año.

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