Las noticias en el radio-despertador anunciaban un día inestable; de esos que tienen sentido solo cuando se puede caminar con rumbo a ningún lugar. Deseaba con ansias que la escena climática fuera coronada con ligera lluvia. Amaba el olor a tierra mojada.
Desde muy pequeña le encantaba improvisar los más disparatados juegos bajo alguna tormenta, momentos que solo se veían opacados a la hora que debía retornar a su casa familiar; para lo que debería ocurrírsele innumerables estrategias y, así, evitar que su madre viera como había quedado su ropa.
Ya lejos de dar explicaciones y sin la intención de jugar a los extraterrestres podía volver a su departamento con total impunidad. Si bien extrañaría, siempre, la delicada manera que tenía su madre de ayudarla a secarse y ponerle ropa recién planchada. Tenía la impresión que en ese momento estaban más conectadas que en otras oportunidades y la media sonrisa que le lanzaba su progenitora, con disimulo, le provocaba esa sensación de saber que no había sido tan terrible jugar en el barro.
Lucia se había levantado muy temprano o en realidad no había dormido. El dolor en su cuerpo le hacia notar que había sido encarnizada la lucha por conciliar el sueño. Su mente no se había detenido en mucho tiempo y no conocía nada más poderoso que sus pensamientos. Había perdido el control de la actividad de su sistema Límbico y el hipocampo procesaba demasiados recuerdos que posteriormente esparciría en toda la dimensión de su ser. Recuerdos que habrían de arderle en la sangre.
No comprendía como había sido que llego hasta esa situación y, apesar de su resistencia, comenzó a repasar cada instante, desde el principio.
Recordaba haber empacado las esperanzas junto a la ropa de encaje, y sonrío.
No pudo evitar pensar en aquella mujer que vendía boletos, que parecía fastidiada y ofuscada por tanto trabajo y así, de mala gana y con un dejo santurrón, le había preguntado:
- ¿En qué puedo ayudarla?
Lucia respondió con una sonrisa dibujada en el rostro que decía mucho más.
- Necesito un pasaje exactamente a este lugar, mientras marcaba con su índice el folleto
- ¿Sólo de ida?, consulto la mujer.
- Si, respondió enérgicamente. Espero no regresar nunca más aquí.
Con un gesto de desinterés respecto de su comentario, la señora extendió la mano entregándole lo que para la joven sería su “pasaporte” y que poco tiempo después le dejaría una mezcla de amor, ternura, dolor y orgullo desmedido, creciendo en su vientre.
Fue entonces cuando un trueno la despertó de su transe. Era el momento propicio para salir a caminar. Su casa comenzaba a atestar de fantasmas y había comenzado a llorar, otra vez…
Desde muy pequeña le encantaba improvisar los más disparatados juegos bajo alguna tormenta, momentos que solo se veían opacados a la hora que debía retornar a su casa familiar; para lo que debería ocurrírsele innumerables estrategias y, así, evitar que su madre viera como había quedado su ropa.
Ya lejos de dar explicaciones y sin la intención de jugar a los extraterrestres podía volver a su departamento con total impunidad. Si bien extrañaría, siempre, la delicada manera que tenía su madre de ayudarla a secarse y ponerle ropa recién planchada. Tenía la impresión que en ese momento estaban más conectadas que en otras oportunidades y la media sonrisa que le lanzaba su progenitora, con disimulo, le provocaba esa sensación de saber que no había sido tan terrible jugar en el barro.
Lucia se había levantado muy temprano o en realidad no había dormido. El dolor en su cuerpo le hacia notar que había sido encarnizada la lucha por conciliar el sueño. Su mente no se había detenido en mucho tiempo y no conocía nada más poderoso que sus pensamientos. Había perdido el control de la actividad de su sistema Límbico y el hipocampo procesaba demasiados recuerdos que posteriormente esparciría en toda la dimensión de su ser. Recuerdos que habrían de arderle en la sangre.
No comprendía como había sido que llego hasta esa situación y, apesar de su resistencia, comenzó a repasar cada instante, desde el principio.
Recordaba haber empacado las esperanzas junto a la ropa de encaje, y sonrío.
No pudo evitar pensar en aquella mujer que vendía boletos, que parecía fastidiada y ofuscada por tanto trabajo y así, de mala gana y con un dejo santurrón, le había preguntado:
- ¿En qué puedo ayudarla?
Lucia respondió con una sonrisa dibujada en el rostro que decía mucho más.
- Necesito un pasaje exactamente a este lugar, mientras marcaba con su índice el folleto
- ¿Sólo de ida?, consulto la mujer.
- Si, respondió enérgicamente. Espero no regresar nunca más aquí.
Con un gesto de desinterés respecto de su comentario, la señora extendió la mano entregándole lo que para la joven sería su “pasaporte” y que poco tiempo después le dejaría una mezcla de amor, ternura, dolor y orgullo desmedido, creciendo en su vientre.
Fue entonces cuando un trueno la despertó de su transe. Era el momento propicio para salir a caminar. Su casa comenzaba a atestar de fantasmas y había comenzado a llorar, otra vez…
…
12 comentarios:
La casa lloraba... ella tenía boleto de ida a un lugar anhelado... tronaba ¿dentro y fuera?
Espero con ansiedad las posteriores entregas, promete mucho el texto.
Abrazos.
Manolo, desde luego, dentro y fuera se había desatado una tormenta. Es invitable que no llueva dentro.
Espere, habra algunas sorpresas.
Abrazos!!
Y? no me aguanto esperar mucho!!!! publicame todos juntos! jja dale!
Amo como escribis, nena!
Te mando mil mil besos
Muy bueno.... promete en serio.
saludos!
A veces el llanto es sanador, a veces es necesario que llueva para que salga el sol :)
LLegué hasta aquí por tu paso por mi blog. Seguiremos la lectura, pues ;)
Un beso!
Cuánta imagen conocida encuentro en éste relato...
Muy bueno, bruji!!
Espero por lo que sigue.
Montón de besos.
Dale nenaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!Esta buenisimo,no nos hagas esperar mucho o de lo contrario te hago piquete en la puerta de tu casa ji-ji,besotes amiga.
Lila!!, gracias linda, por el cumplido. Realmente es un placer para mí escribir y desde luego cuando le agrada a los demás es doblemente satisfactorio.
Creo que sabes de que se trata por que tu blog es encantador.
Ya viene la segunda entrega!
Besos hermosa..
Diego!, Gracias. Espero que las otras entregas también sean de tu agrado.
Un placer tenerte por acá!.
Beijos y bienvenido!
Lola
Andreita. Un placer tenerte por aca. Lo que me divertí en tu blog con tu naturalidad no tenes idea. Otro espacio altamente recomendable!
Lo de dadora involuntaria de vida fue genial!
Besos y que sigas por acà.
Perri, Ud. lo ha dicho.
Que suerte que estas volviendo. Espero me cuentes como te fue!
Besos bruja..
Cathy, querida ya viene ya viene..no necesitaras piquete. Lo que si que cuando me quede sin ideas deberas prestarme algunas.
Un gusto siempre tenerte.
Beijos
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